La diversidad del patrimonio histórico artístico de la provincia de Soria es tan rica y variada que parece que nos sobra y nos permitimos el lujo de despreciarlo. Y no nos referimos exclusivamente a las iglesias, los palacios o los grandes monumentos.
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Puente de Vinuesa. Postal 1.928 |
En recónditos parajes repletos de misterios,
en el fondo de valles cuyos nombres hemos olvidado o incluso debajo del
agua, existen pequeños restos de lo que construyeron nuestros antepasados,
sencillos monumentos cargados de Historia, de fe, o de tradición, pequeñas o
grandes obras relegadas de uso y hasta de la memoria en base a un desarrollo
que el tiempo dirá si es bueno o es malo. Es posible que estos elementos del
patrimonio “menor” ya no tengan utilidad práctica pero el simple hecho de saber
que fueron fundamentales en la vida cotidiana de nuestros antepasados debería
obligarnos a conservarlos adecuadamente para recordarles y valorar los
esfuerzos que hicieron para que nosotros estemos hoy donde estamos. Pero
también debemos conservarlo adecuadamente para transmitirlo a los que vendrán
detrás de nosotros, quienes nos juzgarán por lo que hicimos, pero también por
lo que dejamos de hacer.
En Soria existen muchos
ejemplos de este patrimonio marginado pero debido a la sequía, algunos que
suelen estar sumergidos bajo las aguas del embalse de la Cuerda del Pozo han
salido a la luz. Uno de ellos es el Puente Romano de Vinuesa, un monumento que
ya no es puente ni romano, y que de no mediar pronto una solución,
sencillamente va a dejar de ser para siempre pues la acción erosiva del agua,
la de algunos desaprensivos que gustan decorar sus mansiones con piedras
históricas, pero sobre todo la incomprensible postura de las autoridades
competentes que miran a otro lado, van a lograr disolver en el Duero dos mil
años de Historia.
Es
posible que el Puente Romano fuese originalmente construido en aquella época
histórica para unir las localidades de Visontium y de Uxama, pero salvo algunos
sillares de dudoso origen, el puente parece obra tardomedieval de hacia el
siglo XV o XVI. Está construido en piedra de sillería tiene siete
ojos, tres de medio punto y cuatro apuntados que desarrollan sus
correspondientes bóvedas. Por la parte que recibe las aguas está sustentado por
tajamares y por la parte contraria por contrafuertes salvo entre la quinta y
sexta arca en el que una gran roca hace de soporte natural. Tiene unas medidas
aproximadas de unos 87 metros de
largo por 3 de ancho y por 5,5 de alto.



Hace ya algunos años, cuando su estado aún no era tan preocupante, el ayuntamiento visontino contactó con las autoridades de la Confederación Hidrográfica del Duero para estudiar su posible desmonte y traslado. Estos argumentaron que sí, que vale, que el puente es suyo pero que preguntasen en la Junta que esas cosas del Patrimonio nos las llevan ellos, y los otros dijeron que qué barbaridad, que como se van a meter ellos en ese charco. Al final nadie tomó una decisión y entre los unos y los otros el puente sigue deteriorándose y desapareciendo cada día un poco más.

Los visontinos que
defendían su puente se agruparon en la plataforma ciudadana “Salvemos el
puente de Vinuesa” y aunque han profundizado en el conocimiento y en el
convencimiento de que vale pena conservar su puente, no han logrado más que
decepcionarse pues ninguna autoridad escucha ni siente lo que ellos sienten.
¿Qué más podemos hacer? Pues además de no olvidarlo cuando vayamos a votar las
próximas elecciones, en febrero de este año se puso en marcha una campaña en la
plataforma change.org, una maniobra que sólo puede conseguir sus logros si
realmente se abruma a quienes va dirigida.
No quieras ser cómplice de la desaparición del puente. Apoya con tu firma esta
iniciativa pinchando aquí y compártela para que más gente la apoye también.